Dejando pasar el tiempo, hago un insight, y me doy cuenta que mi derrota ha sido mejor que la propia victoria, pues me había concentrado en observar, sentir y pensar todo el dolor que el fracaso me producía, y con el poco tiempo reconozco que he salido victoriosa, pues he obtenido un aprendizaje y éste es internalizar mis propios errores, errores que aprenderé a no volver a cometer, de estos tendré que aprender y seguir con mi camino.
Por otro lado me digo: “Somos seres humanos y como tales cometemos errores, no quiero volver a juzgar a nadie por sus errores, pues yo estoy llena de ellos y mi virtud (gracias a mi derrota) es saber reconocerlos”. Y entre tu mirada fría y la mía completamente cálida al ver tu foto, me recuerdo de mis fatales errores y a ratos me carcajeo por craso error que me llevó a la derrota victoriosa de perderte (suena un poco masoquista), pero como hace poco lo asumí ante alguien muy importante en mi vida: “sí, lo soy”, soy una masoquista (entre carcajadas, por reinventar mi e-mail), pues mi estadía por tu vida fue tan corta, corta por mi locura y mi masoquismo aflorado en circunstancias extrañas y propias del destino.
Ya sin culpa me encuentro, dispuesta a seguir el camino extraño de la derrota, para llegar al final del camino, donde me espera la victoria dulce, pues como dice cierto cantante español “ así es la historia en un momento de tu vida, cruce de caminos, punto de partida, yo he aprendido, si me caigo me levanto, yo he aprendido, yo me levanto”…
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