martes, julio 27, 2010

la tragedia de la familia de un ángel...

Tantas ganas he tenido de volver a trabajar y mi deseo se ha vuelto realidad, he agradecido infinitamente a Dios por darme esta nueva oportunidad y he experimentado en el primer día, el frío, el calor que los niños me dan con su cariño, la felicidad en su rostro y la tristeza al final del día, una mezcla absolutamente irónica, que me ha dejado con un sentimiento de fragilidad hacia la vida.
Lamentablemente ha fallecido una alumna de la escuela, la cual tenía tan solo 5 años. No he tenido el privilegio de conocerle, pero sin embargo me animo a ir al funeral para acompañar a mis nuevas compañeras de trabajo en un momento significativamente doloroso, soy empática y no me gustaría pasar nunca por ese delicado momento tanto a nivel profesional, como también sentimental, porque muy profesoras podemos ser, pero cada vez mas madres de cada uno de esos pequeños que cada día vemos en el aula, que nos preocupan cuando están enfermos, que si les duele algo no dudan en decirlo,si tienen tristeza por algo también, es decir, somos un poquito de todo, psicólogas, abogadas, enfermeras, gallinitas (porque a cada lugar que vamos ellos nos siguen como verdaderos pollos) doctoras y un sin fin de profesiones y oficios juntos. Entonces he llegado al lugar y ha sido muy duro observar el panorama desolador, un cajoncito de terciopelo blanco, y mucha gente y niños llorando, seguramente estos pequeños no comprenden el significado de la muerte, pero si intuyen que es algo malo pues hace sufrir a los adultos que a menudo somos como un iceberg inquebrantable a ratos. El padre está destruido y eso me ha recogido el corazón, he entrado en un llanto interminable, pues pienso en la familia, en el hombre llorando a su sangre y en mi, que deseo con todas mis fuerzas nunca pasar por aquello, pues quiero tanto a mis niños y niñas, que no me imagino contemplándolos en su último sueño eterno, en pensar que nunca más lo veré por las calles sonriendo o verlo(a) más maduro, es decir de un niño a un adolescente y de adolescente a adulto. Es tan triste el panorama que solo en mis pensamientos grito e imploro al "creador" que le de consuelo a esta familia, que le de valor para continuar con la crianza de sus otros hijos, que le de la valentía a ese padre que llora y asume toda la responsabilidad de darle las malas noticias a su esposa cuando reaccione de su estado de inconsciencia. Pido llorando que en este momento tan difícil esa "angelita" esté con su cabeza sobre el regazo de el creador y el acaricie amorosamente sus cabellos, que vea sus ojos y le transmita la más linda felicidad del mundo, que ella pueda ver el paraíso y sentir la cálida brisa que roza sus mejillas, que sienta el aroma de las flores y pueda recostarse bajo un frondoso árbol que le de la sombra en un bello día de sol.
Mientras pienso en retirarme, todo está tocando profundamente mi corazón, pero antes no puedo escapar de lo inevitable, y es despedirme de su padre y en un tierno abrazo le transmito mi afecto, aunque sea la primera y quizás ultima vez que lo vea en mi vida, él solo dice gracias, y yo digo era un ángel, Dios la necesitaba allá con él y tú como padre has tenido el privilegio de tenerla 5 años, creo que es mejor haberla tenido que nunca haberla conocido, créeme que si ella no hubiese tocado tu vida, sería muy distinto ahora, termino por decir: "mucha fuerza" aunque no conocí a Valeska estoy segura que era una niña amorosa, delicada y preciosa en alma, una angelita sin alitas. El padre me ha respondido con una sonrisa, sus ojos brillaban de emoción y me ha dado un abrazo que me ha transmitido un "gracias" corporal. Me sobrecoge el momento y aguanto las lagrimas y en cuanto cruzo el umbral de la puerta no puedo seguir controlando el huracán de mi corazón, todo el trayecto desde mi trabajo a casa, es decir 45 minutos he llorado como niña.
Es difícil asumir algo en tan solo unas horas de trabajo, sentir algo tan fuerte sin conocer a la personas que rodean esa pérdida, pero no se necesita de mucho para sentir el aroma de tragedia.
Fue el primer inicio difícil, ni si quiera cuando por primera vez me enfrenté a mi trabajo a nivel profesional me sentí tan complicada, asustada y totalmente sin saber qué hacer, desprotegida al fin y al cabo.

Estoy en casa y pienso que necesito hablarte, pero no se donde estás y eso me deja en blanco, no se que decir, hacer o pensar, entonces mejor no pensar nada. Ce finit me voy a dormir!

No hay comentarios.: