viernes, febrero 04, 2011

secuencia 2

Son escritos que no están más en el anonimato...

De nuevo despierto con el sonido de la lluvia de mi ventana de nuestra habitación, ha sido como un deja vú y me muevo suavemente por las sábanas de la cama y observo a mi amiga dormir en la otra cama, pongo mis pies en el piso de la habitación y es un poco raro, porque el año pasado los puse en un piso frío que me despertaba por completo, hoy éste estaba tibio, casi caliente y saco mis brazos por la ventana; el aire es tibio y la lluvia también, me doy cuenta que poco a poco comienzo a resignificar todo y a sacar provecho de esto, me paseo por el cuarto y comienzo a escribirte nuevamente en mi libreta.




"Ya estoy en Brasil y he visto de todo un poco, los climas son extremadamente calurosos, desde los 35º hasta los 40º que sentí en plena frontera. La gente es alegre y su alegría es contagiosa, ayer hemos llegado a Río y la primera actividad que llevamos a cabo fue tomar unas cervezas con unos chicos Argentinos del Hostel y en un arranque de sinceridad le digo a uno de ellos que no son de mi gusto y no los soporto (:D), el chico espantado me dice yo tampoco, nos ponemos a reír y como él no es de Buenos Aires, también les tiene la guerra declarada, el comentario me gusta, entonces decidimos en un grupo grande ir a darnos un baño por la noche en las playas de Ipanema, vamos al Hostel y tomamos nuestros trajes de baño, corremos a la playa y nos internamos en las aguas. Creo que el atlántico es un poco más salado, pero el agua casi tibia lo compensa, mi amiga y yo somos como dos niñas entre el agua y estamos casi 40 minutos, yo como ballenita y ella como sirenita.
Regresamos al Hostel y conversamos arduamente de la vida, te apareces en la conversación nuevamente y me digo yo misma y en voz alta: ¡ que idiota soy, soy como un disco rayado! ,Natalia se pone a reír y yo la acompaño y en un momento casi cómplice hacemos silencio de nuevo. Nos quedamos calladas y los chicos ya se han ido, nosotras sentadas a las orillas de la playa con mutismo selectivo y con el mar de fondo.

Le pregunto:

¿qué estás pensando?

a lo que ella me responde:

"sobre el viaje, ha sido duro pero ha valido la pena, no somos como los típicos "mochileros" que se trasladan por caridad y pasan hambre, somos una especie de mochilera moderna, comemos en buenos lugares, jamás nos falta el trago de la noche, la cena o desayuno y menos la cama!" (que es la adoración de las dos, nos gusta disfrutar de ella cuando sentimos que lo hemos hecho todo y estamos cansadísimas).

Ahora es su turno de preguntarme lo mismo.

Y yo respondo: 

"Te reirás, pero pienso que son casi las 1 de la madrugada en Londres y si Gabo está allá, debe estar sentado al frente de su computadora, leyendo algún artículo, investigando, viendo una película, en calcetines y pantuflas, la calefacción arregla todo en su entorno y con su tono de piel blanco papel de invierno".

Natalia me mira y me dice, es entretenido a veces imaginárselos, yo lo hice muchas veces, pero después llega el momento que no lo haces más y te das cuenta que estás liberada, a lo que yo pregunto:

 ¿con el corazón sano?

Sí, algo así, me dice ella.

Nos vamos al Hostel que queda a 1 cuadra de Ipanema, caminamos en silencio y ahora yo estoy escribiendo esto, después de despertar en la penumbra porque el calor me ha despertado y también un sueño contigo en que te veo de pie en el umbral de una puerta observando no se qué cosa". Me he quedado extrañada del sueño, porque ya no tengo esas ganas de correr y abrazarte, solo me quedo mirándote con la cabeza inclinada, algo extrañada de mi reacción y de tu rostro que hace mucho tiempo no contemplo."

Así termina mi noche y me voy a dormir.

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