jueves, enero 27, 2011

mi viaje por la Sierra y tu inolvidable recuerdo...


Creí siempre haber terminado con ese viejo amor, pero en mi viaje me di cuenta que no había sido así, entonces decidí seguir escribiendo con la misma potencia de antes, la escritura es mi catarsis y creo que a través de ella comienzo a vivir y a comprender el real concepto de "amar en libertad" como tantas veces menciona mi queridísimo Coelho. Ya son las 3 de la mañana y no podía irme a la cama sin antes escribir estas líneas.
Haz de cuenta que esto te lo escribí el 14 de Enero, pues es la verdad, pero no tenía una computadora cerca, así que lo dejé escrito en mi libreta:

"He despertado en el piso del tren, trato de reincorporarme al viaje, pero me duele todo el cuerpo, observo el rostro de mi amiga y posteriormente el mío en el espejo, y es inevitable la expulsión desde lo más profundo de mi pecho una gran carcajada, las dos tenemos una cara de terror, esas de película tragicómica, como para espantar un fantasma. Natalia y yo tenemos los ojos hinchados, los labios de africanas (rojos y carnosos) y despeinadas a tal extremo que parecemos leones.
Son las 6 de la mañana y está amaneciendo en la Sierra Boliviana.
Pienso en ti y en las magníficas fotografías que plasmarías con tu cámara; el paisaje verde, casi virgen pues durante algunos segundos me imagino en otro mundo, todo dura un parpadeo, pues aparecen de la nada fincas con animales de todo tipo, desde gallinas con sus pollos, pasando por las vacas y toros parecidas a las que viven en India, gansos, perros y caballos con sus respectivos potrillos, un conjunto que da vida al lugar.
El cielo y la hierba juegan en un festival multicolor de mariposas, que a ratos parecen papelitos de colores esparcidos por el aire, los cuales flotan sin rumbo fijo. Comienza entonces la travesía a Puerto Quijarro, provincia que nos llevará a la frontera con Brasil, y dando un respiro en el aire, siento una paz infinita en el corazón que me lleva a ti y el deseo de haber compartido este trayecto contigo, el observar la densa flora y fauna de la zona, rodeada de insectos que no te imaginas el tamaño, aves que parecen salidas de un cuento, con sus elegantes plumas y colores, especies que no es habitual ver en su máximo esplendor. Sigo tragando bocanadas de aire selvático, entre los aromas de las hojas y la humedad del clima, me vuelvo a preguntar:
¿Por qué esto me transporta a ti? 
¿Por qué sigues en mi retina?
Trato de fotografiar lo máximo que puedo y a ratos la pobreza de esta gente me conmueve, desde pequeños los niños y niñas que son enseñados a trabajar, vendiendo comida, corriendo detrás de los trenes para ofrecer sus productos cada vez que éste hace una parada, la verdad eso me conmueve (debe ser porque mi mundo son los niños) y fotografiar eso es un poco triste para mi. 
Sigo admirando el panorama y me encuentro con una mariposa nocturna en mi ventana y ese momento es casi divino para mi, siento una paz en mi vida que me regocija el corazón. Miro a través del vidrio al exterior y el viaje se ha hecho corto, porque ya es de noche, la Sierra se ha envuelto en su manto azul y las luciérnagas adornan la noche como si fueran estrellas con su resplandor.
Observo los rostros de los campesinos que van en aquel tren y su humildad me hacen recordar a Jesús.
Los sonidos de la selva se conjugan en una sola melodía y Gabo, espero algún día puedas vivir esta experiencia, pues sin duda todo el conjunto es maravilloso, desde el despertar observando el rocío caer desde las hojas de los árboles, hasta observar el amor de una madre campesina a un niño lleno de inocencia"

Un abrazo
Pily

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